Meditar es concentrarse en la respiración, la buena postura
y el vacío. Al estar así atento se logra cierta calma mental. Si profundizamos
en la práctica, la calma se generaliza a muchos aspectos de nuestra vida, e
incluso llega a ser el fundamento sobre el que se construye día a día. En la
calma mental todo se percibe de otra manera, a partir de la armonía y de la paz
profunda en que se asienta lo real. Es el primer paso de una reconciliación con
nuestra naturaleza, que en origen es dulce, tranquila y pacífica. La calma
mental es lo esencial de la meditación y de toda práctica de cultivo personal,
sea laica o religiosa, mediante yoga o chi- kun o sea escueta. Se viva en una
ruidosa ciudad o en el silencio de una cartuja. Sea uno ateo, gnóstico o
creyente.
No es meditación, el sentarse y relajarse, respirar y
dejarse llevar por la mente a fantásticas aventuras o a visiones deslumbrantes,
es enajenarse por la mente y anular la meditación, convertida en un fantasear y
un divagar infructuoso. Es decir, eso no es meditar, es perderse en laberintos.
No es que tales películas mentales tengan nada de malo, y si a uno le divierten
bien está. Pero no nos sirven si buscamos centrarnos, contribuyen a
despistarnos. Abandonarse a la divagación mental no debería confundirse con
meditar.
Lo has explicado muy bien Dakota. Cuantos beneficios obtenemos de la meditación. Un abrazo y a practicar
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