París tiene sus atractivos: las boulangeries (panaderías) y
el aroma inconfundible del pan recién horneado; la lluvia que a menudo sorprende
sin previo aviso; la gran avenida Champs Elysées exhibiendo las últimas
tendencias con sus marcas de lujo, desde el Arco de Triunfo hasta la plaza de
la Concordia, y, por supuesto, las parisinas. Alrededor de ellas se tejió un
gran misterio y se las situó en el centro de las miradas del universo de la
moda. Tanto es así, que son reconocidas por su inconfundible encanto y
elegancia.
En el modo de vestir de las francesas se aprecia un rasgo en
común: más allá de la edad, no ostentan marcas. A la parisina no le interesa
mostrar si luce una prenda carísima o muy económica, valora sobre todo la
calidad.
Desde pequeñas aprenden que menos es más y lo aplican en su
modo de vivir y en su vestimenta. Inés de la Fressange, modelo y diseñadora
parisina, se hizo eco del poder magnético que cosecha el género femenino en el
mundo de la moda y escribió un libro sobre el tema. En su publicación ilustrativa “La Parisina.
Guía de estilo de Inés de la Fressange explica cómo combina la ropa una mujer
francesa.
*Lucí el clásico pantalón negro de corte recto con una marinera
suelta de algodón fino. La caída de la prenda es lo que le da el toque sutil al
conjunto.
*Para resaltar un estilo casual, acompaña los tradicionales
jeans con unas sandalias con pedrería en lugar de zapatillas deportivas.
*Dobla, en forma descuidada,
las mangas de la camisa de algodón sobre un sweater.
*Combina un collar en color llamativo con una camisa de
jean.
Saber qué prendas usar y cómo combinarlas entre sí es algo que se puede aprender, pero la elegancia
en una mujer tiene que ver con una idea que es aún más seductora: “una mujer es
más atractiva por lo que piensa, o tiene para decir, que por lo que lleva
puesto y frente a eso no hay prenda que pueda ganarle”.
Me encanta la elegancia. Una mujer elegante, sabe que ponerse en cada momento y tampoco tiene que tener un extenso vestuario. Un abrazo
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